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El ser docente, profesor, didacta o "Maestro", lleva en sí mismo un carácter pluridimensional: es un rol tan humano como autómata. El maestro, como comúnmente llamamos al interventor en nuestra formación educativa, es uno, muchas veces diferente al que debiera ser desde un punto de vista integral, humanista y progresista. Por otro lado la actividad docente es tan noble como crítica; en la propia acción se construye y desarrolla la propia personalidad del maestro como educador y como didacta. La docencia (comprendida toda actividad que involucra el proceso de intervención formativa humana formal en cualquiera de sus campos) encierra en ella misma su más íntimo secreto: es una profesión hasta donde hace al ser humano profesional, más sin embargo es por igual una aventura cuando el maestro la vive y la comparte en un sentido pleno y humano. Realiza la lectura del link "la aventura de ser maestro" de Esteve (2003) y deja tus reflexiones; checa y contribuye en las participaciones de los demás en un sentido constructivo para dinamizar el foro.
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Omar Mejía
30 Aug 2013 - 06:41 pm
Gabriela: como en clase lo expuse, yo también me vi en aprietos serios cuando me enfrenté a la enseñanza por primera vez, en donde quizá también surgió mi enamoramiento por la educación. Lo que creo es que el secreto que he podido descubrir, es que la frustración viene regularmente de las expectativas avanzadas de lo que esperamos en nuestros pupilos, cuando lo ideal es que la visión compartida, la objetividad, el buen vivir y el buen compartir, son elementos imprescindibles para que los alumnos progresen en cualquier área de conocimiento. Ahora que lo veo de ese modo, y que noto que mis alumnos disfrutan junto conmigo la aventura escolar, el proceso no tan solo se vuelve próspero y útil sino le da un sentido a la vida que difícilmente he encontrado en otras situaciones. Un saludo
Omar Mejía
30 Aug 2013 - 06:34 pm
Armando: deseo compartirte algo. En mis pobres 10 años de docente, he descubierto muchas cosas en mi quehacer gracias a las personas que han estado a mi cargo como tutores y a las personas que he tenido a mi cargo como alumnos. Si bien mi quehacer ha sido investigar los meollos educativos, debo reconocer que entre más veo, pienso y siento, más ignorante me siento. Sin embargo, eso también me ha permitido estar más consciente de mis virtudes y mis áreas potenciales de crecimiento. Si algo he aprendido significativo de mis experiencias es que entre más podemos compartirnos con honestidad en nuestro hábitat laboral, mejores resultados educativos he encontrado; el ser transparente con aquel ser en quien esperas que deposite su confianza trae consigo la amplia posibilidad de hacer transparentes a los demás, sin compromiso ni expectativas que no sean sinceras. Un saludo.
Omar Mejía
30 Aug 2013 - 06:27 pm
Omar (Tocallo): Me parece que tocas uno de los puntos más sensibles de la lectura: pensar y sentir; hacer pensar y hacer sentir. Cuando somos capaces de disociar el mecanismo didáctico del ejercicio educativo (qué quiero que aprenda vs hacia dónde quiero que mi alumno llegue), creo que podemos descubrir sin problema el clímax educativo: influir en un ser humano en pro de su desarrollo mediante lo que yo le puedo aportar como docente. El arte, en este tenor, es uno de los mejores recursos para romper la utopía del mundo mejor. Un estimado abrazo, Tocallo.
Gabriela Aguirre De Samaniego
30 Aug 2013 - 05:27 pm
¡Qué gran identificación con el autor!, yo creo que todos los que hemos empezado jóvenes a dar clases hemos vivido una experiencia similar, recuerdo que mis primeras clases en una secundaria, los chicos tal vez serían muy pocos años menores que yo, lo que en este momento recuerdo es que tenía una absoluta confianza en que era yo una sabia, tardé más en pensar esto que enfrentarme a la realidad y darme cuenta que me había yo metido en una experiencia infernal para empezar; conforme me fui organizando, estudiando, planeando adecuadamente, francamente se convirtió en mi pasión y en una de las fascinaciones de mi vida ¡Enseñar!
Tomando las palabras de Unamuno “Era su vida pensar y sentir y hacer pensar y sentir”, recuerdo que hubo una época que no podía yo dejar de pensar en las clases, me descubría a mi misma siempre pensando ¿cómo hacerle para que los alumnos reaccionaran?, ¿cómo hacer para que vivieran eso que quería yo transmitir?, en realidad pretendía yo de más porque mientras yo no estuviese inmersa en pensar, sentir y vivir como quería que lo hicieran los alumnos definitivamente no lo lograría nunca.
El día que uno se puede ver tal y como uno es, ese día empieza un verdadero crecimiento como maestro, y ese día los alumnos empezarán su camino, vamos juntos, y en la medida que uno se permita crecer y todo lo que esto conlleva, ese día puedes empezar tal vez a pensar que podrás hacer algo por alguien.
Saludos a todos
Gabriela
Armando Ramírez Martínez
30 Aug 2013 - 05:22 pm
Saludos a todos.
Encuentro en la lectura mucha afinidad, sobre todo en su declaración sobre el pensar y sentir para hacer pensar y sentir.
Pienso que en estas dos acciones se encuentra el sentido del docente, ya que conlleva a la comprensión de lo que se enseña y se aprende a la vez. Pues si sólo se queda en el pensar o en el sentir la experiencia es limitada y por lo tanto difícil de transmitir o comunicar con claridad y seguridad.
En el arte, al menos en teatro, yo mismo me reconozco con datos que sólo los tengo en el pensar y con vivencias que se guardan en mi sentir, pero que no puedo decir que tengo conocimiento de ellas pues la falta de la otra parte me advierte que puedo caer en el error o en la mala aplicación al momento de tratar de explicar o exponer el tema o el problema o la técnica.
Pero también mi vivencia como docente me ha hecho tener en cuenta que tampoco tengo por qué saberlo todo y que esto es justo lo que me ayuda a descubrir en clase, con el grupo, ese faltante, empezando por ser sincero y dejar en claro que esa información todavía no la complemento o la tengo del todo clara.
Actitudes como ésta hacen que tanto yo como maestro y los alumnos también nos conozcamos desde nuestros pendientes por saber y que podemos transitar juntos el camino hacia esos conocimientos.
Y por el otro lado, cuando dominas el tema o la técnica, la enseñanza se puede convertir en un juego de posibilidades que todavía te pueden descubrir, con los alumnos, detalles que no habías tomado en cuenta y que logran sorprenderte aún.
También soy de la idea, sobre todo en el área artísitca, que si bien la clase se da en grupo, la misma se particulariza en cada alumno, pues todo lo que lo contiene o lo hace ser persona definen sus habilidades, sus dificultades, su capacidad de respuesta o de reacción ante lo que ocurra en clase.
Por eso también coincido con que el docente, cuando entra al aula o está ante su grupo, no debe olvidarse del afuera, es decir de su compromiso no sólo como académico sino como ente social y político.
En cuanto a las propiedades que identifican a un buen maestro, no sólo por lo que sabe, para mí, son: su nivel de autoconocimiento, su capacidad para aceptarse como es, su humildad para reconocer sus errores, y su sencillez al compartir sus conocimientos.
En conjunto esto provoca confianza, diálogo, debate, cuestionamiento, curiosidad, retos, fraternidad, para que una clase o las clases se conviertan en un no saber que va a pasar con la seguridad de que lo que pase estará bajo control, y que es responsabilidad de todos, no sólo del maestro.
Omar Vázquez
30 Aug 2013 - 02:01 pm
Sin lugar a dudas se mencionan conceptos muy importantes que debe tener en cuenta un docente a la hora de estar frente a un grupo o bien de forma individual. Lo interesante sería hacernos un cuestionamiento de cuantos docentes en realidad tienen claro lo que significa estar en el camino y formación de una persona.
Por ejemplo : Cómo enfocar los problemas de forma positiva, organización de las clases, conducta ante alumnos, renovación pedagógica, hacer pensar y sentir, dominar las técnicas básicas de la comunicación, manejar las palabras adecuadas para con un alumno etc… tan solo estas son algunas de las que se mencionan, pero si buscamos posiblemente encontremos aún más.
A mí en lo particular me interesa mucho hablar con los alumnos, estoy interesado en hacerlos pensar y razonar lo que están aprendiendo en un libro, es decir no solo estudiar una lección, escala, ejercicio, canción, estudio etc… en ocasiones se vuelve muy mecánico el proceso de aprendizaje y los alumnos no razonan, exploran, experimentan, re descubren o re inventan, me parece que cuando el alumno realmente aplica lo mencionado es cuando realmente comprende “para siempre” lo que está aprendiendo.
Por otro lado a mí en lo particular me gusta hablar con mis alumnos, sobre cómo es la forma laboral de la música fuera de la escuela, esto con el fin de hacerlos conscientes de que tienen que ser competentes desde que están en la escuela, ya que la vida fuera de ella es muy diferente.
Como dice en el escrito “ Las palabras abren horizontes”
Omar Mejía
29 Aug 2013 - 09:28 pm
Edgar: Yo también pienso que en efecto debemos buscar formas de disminuir el ego y provocar en los alumnos el deseo de buscar, de descubrir (se) , como dices. Un saludo
Edgar Nequiz
29 Aug 2013 - 07:50 pm
En la lectura encontré algunos puntos importantes, como el no perder de vista el valor humano del conocimiento, tenemos que dejar de lado nuestro ego y lucimiento personal y recordar que la esencia del trabajo como profesor es estar al servicio del aprendizqje de los alumnos, tratar de ayudarlos a descubrir, a descubrirse, a generales el deseo de aprender, hacerles accesible el contenido, como profesor renovarnos siendo reflexivos y autocríticos con nuestra actitud como docentes y con nuestra forma de enseñar. Saludos.
Omar Mejía
29 Aug 2013 - 05:30 am
Víctor: sin duda el "maestro" en este amplio sentido etimológico (magister), nos hace una referencia panorámica de la magnitud del ser humano sensible. Así como el arte es sensibilidad pura (o al menos así podríamos concebirlo susceptiblemente), la enseñanza es también una actividad co-constructora, emotiva y sensitiva, incluso en aquellos quienes no la disfruten, pues les genera un malestar sensible y probablemente inefable. Creo que somos virtuosos y afortunados aquellos que logramos sentir y disfrutar verdaderamente esta gran e importante aventura. Me encantaría saber si el CMA es para tí la escuela a la que "debes" asistir o la que eligiste asistir para continuar tus estudios de maestría. Te envío un saludo
Víctor Romero
28 Aug 2013 - 11:59 pm
"La Aventura de Ser Maestro" me hace reflexionar desde dos puntos de vista; por un lado, el recuerdo de los maestros que dejaron huella en mi, así como los que hubiera deseado no haber tenido; y por otro, la experiencia de estar del otro lado del salón de clase, con la responsabilidad de enseñar.
La perspectiva del alumno tiene dos caras: la escuela a la que "debe" asistir, y la escuela que él escogió -ya sea como entretenimiento o como parte de su pasión para la vida-. En ese punto me parece que en el CMA gozamos de tener alumnos inclinados por la segunda, tal vez eso facilite nuestra tarea.
Al recordar mi etapa como estudiante veo que era bastante crítico con mis maestros, pensaba que a la gran mayoría les "había tocado" ser maestros y que no habían elegido serlo, mucho menos que se hubieran formado para ello; del otro lado de la moneda, me encontré en un proceso similar en el que descubrí, con el paso de los años, que lo mío realmente era el enseñar; mi tarea a partir de esa iluminación consistió en buscar estrategias de enseñanza, y como dice en el escrito, divertirme en el proceso.
Me parece un escrito sincero cuyo mensaje de educar con humanidad pretende llevar nuestra labor a un nivel sensitivo que genere conciencia en el alumno, pero sobre todo en el maestro.
¡Un saludo!