Lluvia Barrera

08 Oct 2013 - 09:00 pm

Pongo aquí mi comentario de hace semanas que fue uno de los dos que no pude subir por un error técnico.La aventura de ser maestro.
Es impresionante como en este texto se describen tan al detalle los “gajes del oficio de ser maestro”. Los numerosos obstáculos, cuestionamientos e infinidad de detalles a los que tenemos que atender. No solo dominar los contenidos, sino como transmitirlos y como despertar en los alumnos la necesidad de saber, la importancia de reflexionar, la utilidad del conocimiento.
Un maestro que te despierta la pasión por aprender, te deja un huella de por vida. Una marca que es una motivación por crecer. Una confianza de que al recorrer un camino vas a encontrar cosas, vas a desarrollar aptitudes que te van a ayudar a transitar mejor por la vida, a tomar mejores decisiones, a vivir y a convivir mejor.
Cuando se despierta ese deseo de saber de conocer el mundo se despiertan también las ganas de vivir, de apropiarse del mundo, de participar en el. Se despierta la confianza en uno mismo de poder vivir.

Victor Ramírez

03 Sep 2013 - 04:16 pm

Pensar y sentir, hacer pensar y sentir. Esto es un reto que requiere un ejercicio de humildad constante, un trabajo de auto observación, ¿cómo lograr abandonar, dejar fuera de clase las apariencias, el egotismo? ¿En qué momento se convierte uno, voluntariamente en un servidor? ¿Cómo entrar al salón de clases y ser quien eres y no quien pretendes o quisieras ser como maestro? ¿Qué actitud, que debo pensar y cómo me debo comportar para lograr que los alumnos se disciplinen y queden convencidos de que eso los ayuda a crecer? Me observo cometiendo errores al momento inmediato, de transmitir una idea difícil de entender y difícil de explicar; me siento estudiado y hasta enjuiciado en el momento en que dudo y me confundo, y con todo resuelvo. Luego la duda me asalta y me cuestiono, ¿que fue y en donde me distraje o que sucedió que provoco mi enredo? Pero la dudad razonable del alumno, el gesto de duda y los ojos de incertidumbre sumado a movimientos excesivos me pone piso de realidad, en estado de alerta que me dice, es hora de retomar y aceptar que me equivoque. Claro que las emociones ahí están no se niegan pero se controlan.
En el teatro, en clase de actuación, es muy importante pensar y sentir, como pensar y como sentir, para decir y ser. El maestro también entra en ese aprendizaje cada clase, y sale con tantas preguntas y muchas más que el alumno. Ahí es donde focalizas, investigas y aprendes como decir y como lograr que entiendan lo que no supiste con certeza transmitir. Todos los días cuando entras al salón se te presenta un reto, por pequeño que parezca. Sí, creo que es una aventura transmitir los conocimientos que otros te legaron, cómo lograrlo implica en ocasiones entrar en parajes desconocidos, aprenderlos y asimilarlos para poder transmitirlos. Me recuerda que en mi trabajo cuando yo me equivoco y no rectifico el alumno conserva el error como algo cierto y verdadero, y en ocasiones se puede lesionar o lesionar a un compañero de forma física o emotiva.
Parte fundamental de mi experiencia docente es reconocer mi ignorancia tanto como el conocimiento que he adquirido y aplicarme a utilizar ambos en beneficio del crecimiento del alumno.

Claudia Vences

01 Sep 2013 - 11:53 pm

Gracias por el comentario, Hasta el martes.

Omar Mejía

01 Sep 2013 - 10:00 pm

Una disculpa por mi "horror" ortográfico (fue un descuido de dedo) quise escribir "empobrecimiento".

Omar Mejía

01 Sep 2013 - 09:57 pm

Claudia: en efecto, Esteve conceptualiza el "ensayo y error" como la manera en que el docente llega a ser un mejor enseñante. Aunque esta postura es bastante criticada, yo considero que tiene mucha valía; el docente en la normal (o su equivalente) no aprende verdaderamente a ser el maestro que debe ser para contribuir a su tarea desde el humanismo, la filantropía y la ética: debe enfrentar la realidad que le espera que jamás será igual para nadie, por lo que el ensayo y error le permitirá ir perfeccionando su intervención didáctica. Si analizamos esto con detenimiento, el "ensayo" y el "error" tiene múltiples concepciones pedagógicas, y no todas las personas son capaces de aprender de los errores de igual manera. La resiliencia, la humildad, la objetividad, el egocentrismo, son algunos de los factores que harán que tu aprendizaje tenga cierto matiz hacia el crecimiento o enpobrecimiento pedagógico. Creo que ustedes que cursan esta maestría tienen bastas oportunidades de hacer que esos "errores" les sean significativos en un sentido de mucho progreso filosófico y educativo.

Por otro lado, fíjate que yo cuestiono mucho esto de la vocación que comentas; lo comento por lo siguiente: la real academia de la lengua española define la vocación como la "inclinación a cualquier estado, profesión o carrera" (en su concepto más relacionado al tema). La vocación desde una definición psicopedagógica es entendida como una predisposición genética a realizar algo con ánimo, destreza y entereza. Esto para mí podría pensarse como una preconfiguración nata hacia hacer bien algo y disfrutarlo. Si bien creo que el docente que debe encontrar su camino en la sabiduría recíproca, su vocación de enseñante le será súmamente útil en el proceso, no creo que sea determinante en ello, como para excluir a aquellos que no tengan tal predisposición. Es decir, lo que yo creo es que cualquier persona puede ser el docente que obtenga resultados satisfactorios, que sea eficiente en un sentido pleno y que humanamente apoye a sus alumnos, tenga o no la vocación definida así. Más bien yo creo que todos podemos desarrollar facultades tales para enseñar en estos parámetros de verdadera calidad educativa con más o menos esfuerzo, singularmente porque la profesión lo permite en su amplia dimensión filantrópica, que si bien no es una presunta pulsión del ser humano, sí es una de sus principales cualidades. Espero que podamos profundizar en clase al respecto y ojalá tengamos la oportunidad de escuchar a tus compañeros polemizar al respecto. Será muy propositivo para todos. Te envío un saludo y una felicitación por tu aportación tan interesante.

Claudia Vences

01 Sep 2013 - 03:46 pm

Para elegir cualquier carrera se necesita de una vocación, para no terminar aborreciendo la manera en la que además te ganaras la vida ( o por lo menos a así lo esperas). Pare ser profesor necesitas una doble dosis de vocación. Esteve dice que aprendemos por ensayo y por error, creo que es así y además es algo que nunca cambia, constantemente estamos en la misma situación porque tratamos con seres humanos y cada uno es una historia diferente.

Además de enfrentarnos a la identidad profesional, que es algo así como el deber ser del profesor, esto es algo que nos confronta día a día, no solo con la institución en la que te desarrolles, te tienes que ir transformando a las necesidades del grupo o del alumno.
No creo que exista una formula para poder ser un buen maestro, es un aprendizaje continuo, que podemos nutrir con las experiencias y estudios de otros, en nuestro caso lo hace más particular, somos profesores y somos artistas = enseñamos arte.

El arte tiene muchas disciplinas: la música, el teatro, la danza, las artes visuales, las artes plásticas, pero sobre todas sus disciplinad tiene una naturaleza, que ha sido y es revolucionario desde su nacimiento.

Como se comento en clase, uno recuerda a su mejor profesor y al peor, esto me ha ayudado a la hora de dar una clase, de tratar de enseñar como mi mejor maestro y tratar de no ser como mi peor maestro y espero de todo corazón nunca convertirme en una profesora monótona y más bien aspirar a ser un maestro de humanidad.

Omar Mejía

01 Sep 2013 - 10:42 am

Margarita: es enaltecedor tu sentir de la profesión docente. No lo sigo simplemente porque lo comparto; aunque los médicos salvan vidas y los clérigos redimen almas, el maestro es quien con su poder puede ayudar, e incluso definir, caminos de vida. Aquel quien la vida le ha puesto un camino difícil y lo ha hecho atentar contra otras vidas es quien más necesita de maestros que iluminen su oscuridad en el mundo. Celebro tu manera de sentirte orgullosa de ser maestra, Margarita ¡Un fuerte abrazo!

Margarita Martinez

31 Aug 2013 - 09:02 pm

Qué gran reflexión ha sido para mi esta lectura, y vaya que es toda una aventura que comenzó para mi hace muchos años y que sólo Dios sabe cuándo terminará (espero que falte mucho para eso) . Es una "aventura" que cada día me deja más emociones, satisfacciones, sentimientos encontrados... y cada día quiero más!! por eso estoy aquí, en esta maestría, porque no quiero dejar de sentir ese cosquilleo en cada una de las clases, esa emoción que viví desde la primera vez que dí una clase, en donde estaba más que nerviosa, deseosa de transmitir todo lo que sabía; por supuesto que me he topado con varias cosas, la primera es: cómo ser maestro? qué significa?, pararme al frente de un salón y comenzar a hablar? como dice esta lectura,se aprende a ser profesor por ensayo y por error, pues nadie nos enseña a ser profesores.
Hay que divertirse cada vez que se imparte el mismo tema, sino, sería demasiado tedioso repetir lo mismo de la misma manera.
Yo lo viví con una maestra, la primera que tuve en mi clase de solfeo, tenía sólo 7 años y hasta que crecí, me dí cuenta que con ella recibí un regalo del cielo: encontré a la mejor, pues era la primera que se reía en la clase y lograba captar la atención de los 25 niños que estábamos ávidos de aprender nuevas cosas, era aquella que te escuchaba, también que te regañaba, pero lo mejor de todo, hizo que se materia se convirtiera en la más deseada por todos nosotros, y por ella seguí este camino, esta gran aventura.
En este caminar, aveces uno se siente que es el mejor y que los alumnos deben de "aprovechar" que tienen al "mejor", pero es realmente cierto esto? no es mucho más enriquecedor invitarlos a vivir con nosotros la aventura? recorrer este camino y hacer que tengan interés por nuestra materia? comprender que somos "servidores" de nuestros alumnos, de su aprendizaje, que no buscamos hacerlos menos sino hacerles sentir lo importante que son para nosotros.
"Enseñar al que no sabe" dice la lectura que está catalogada como una obra de misericordia, es decir, que debe salir del corazón y no sólo de la razón.
Debemos ser transmisores pero también receptores, saber escuchar en toda la extensión de la palabra.
Estoy orgullosa de haber elegido la profesión más bella del universo: ser maestro.

Omar Mejía

31 Aug 2013 - 07:22 am

Víctor: qué gusto me da que tengas esa apreciación de tu profesionalización. Efectivamente, me integro al pensamiento de la inserción social y laboral; podremos despedazar intelectualmente al sistema político-económico, pero en última instancia debemos procurar con las mejores herramientas a nuestros alumnos para enfrentar sus cometidos. Nos vemos el martes

Víctor Romero

30 Aug 2013 - 07:07 pm

Que tal Omar, con respecto a tu pregunta te comento; el proceso que hemos vivido algunos maestros del CMA los últimos años nos ha llevado a recibir la oportunidad de continuar nuestra carrera académica, la profesionalización de docentes del CMA y ahora la maestría son los dos grandes regalos que he tenido los últimos años.

Por otro lado, coincido con Omar Vázquez en que nuestro enfoque debe ser muy apegado a los códigos que se viven fuera de la academia, en la vida laboral.

¡Un saludos a todos!